Estimada comunidad educativa del IES doctor Marañón, estimados
graduados, equipo directivo, profesores, madres, padres y demás familiares y amigos: Gracias por vuestra asistencia a este acto con el
que hoy celebramos la graduación del 2º
de Bachillerato de la promoción de 2013. Muchas gracias, y por supuesto, enhorabuena a
todos los que hoy culmináis vuestros estudios de Bachillerato.
En representación de los profesores y
tutores de Bachillerato se me ha encargado intervenir en este acto; por lo
tanto estas palabras van a ser la última clase que recibiréis – o que soportaréis
– en el instituto Doctor Marañón. Se me va a hacer difícil pediros que dejéis
de hablar y que tiréis los chicles a la papelera, y no sería procedente hoy
ponerle un parte a alguno, así que… Por
favor, tengamos la fiesta en paz. Los de las últimas filas: cuidado, que os
estoy viendo.
Hoy terminan los seis años de vuestra
educación secundaria en el IES DOCTOR MARAÑON. Han sido seis cursos repletos de
experiencias y recuerdos, unas veces gozosos, otras agridulces y en ocasiones, risueños.
Vivencias, emociones y amistades que os acompañarán siempre y que ahora os
lleváis, al lado de vuestro flamante título, en la misma mochila en la que un día trajisteis un estuche con
rotuladores y la merienda para el recreo.
Seis años en los que nunca habéis
estado solos en nuestro Instituto. Seguro que cada uno de vosotros puede
encontrar hoy en esta sala alguna cara conocida que vio por primera vez al comenzar la ESO, allá por septiembre de 2007.
Recordemos también ahora a otros que
hoy no se encuentran físicamente junto a nosotros. Compañeros que han cambiado de instituto, o de itinerario; profesores
y profesoras que se han jubilado felizmente; y profesores y profesoras –
interinos, en expectativa o con destino – que a fecha de hoy no han podido
permanecer vinculados al IES Doctor Marañón. Todos ellos permanecen en nuestra
memoria y es justo que ahora les dediquemos el homenaje de nuestro recuerdo.
Hay además otros muchos recuerdos que
os llevaréis siempre con vosotros. Es evidente que es mucho, ¡muchísimo!, lo
que habéis aprendido en cuanto a lo puramente académico: Matemáticas, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Lengua, Literatura,
Física, Química, Educación para la Ciudadanía, Música, Educación Plástica y
Visual, Educación Física, Inglés, Francés, Latín, Filosofía … Mejor voy a
detenerme porque veo a alguno que ya está poniéndose pálido y sudoroso ante la
perspectiva de que le toque vérselas con
Kant o con Hegel en el próximo examen de selectividad que tenéis a la
vuelta de la esquina.
Pues bien, amigos, quiero comunicaros
sin temor a equivocarme que hoy en día sabéis mucho más de lo que os imagináis.
Lo que habéis aprendido no lo perderéis nunca. Ni siquiera aunque lo olvidéis.
Aunque ahora os cueste creerme, LO QUE SE OLVIDA NO SE PIERDE.
¿Os sorprende? A mí también me costó
creerlo cuando me lo dijeron en mi primer día en la Universidad. Pero el tiempo
me ha permitido comprobar la verdad de esta afirmación.
Ya Aristóteles dejó dicho que “Las ciencias tienen las raíces amargas, pero muy dulces los frutos”. Una vez
que el conocimiento, a menudo con dolor y esfuerzo, ha implantado sus semillas dentro
de vosotros, el árbol de la ciencia no dejará de crecer en vuestro interior
para beneficiaros a vosotros y a quienes os rodean. Por eso, amigos, no dejéis nunca de regar esa plantita del saber, de
estimular sus tallos, de acariciar con mimo sus hojas, y de apreciar
embelesados la belleza de esa flor que ya
anuncia en esperanza el fruto cierto.
Como profesor que os he acompañado en esta etapa de vuestro
descubrimiento, tengo que deciros que por interesantes – o aburridas – que os
hayan parecido nuestras lecciones, me parece que apenas nos ha dado tiempo a
empezar. Todavía hay un inmenso volumen de conocimiento que está esperando a
que lo descubráis y lo hagáis vuestro. ¡No os resistáis a su llamada y aceptad
el desafío! ¡Tomad al asalto las
bibliotecas! ¡Lanzaos a la conquista de los laboratorios! ¡Demostradles a
las x de las ecuaciones quién es el amo! ¡Empuñad los bisturíes! ¡Machacad sin
piedad las teclas de vuestros teclados! ¡Afilad vuestros pinceles! Vuestro futuro está empezando AHORA.
Incluso en estos tiempos en los que se cuestiona la utilidad de
los saberes y se mira ante todo la colocación laboral, tened en cuenta que la
mejor recompensa de vuestro estudio sois vosotros
mismos. El estudio os mejora, os transforma en una versión perfeccionada de quienes sois, en vuestro mejor yo. El estudio nos predispone a apreciar la belleza, a rechazar la injusticia, a aplicar el sentido
crítico, a amar la libertad. Necesitamos que en el mundo abunden ese tipo
de nuevas personas que vosotros sois y seréis.
No os canséis de preguntar, no dejéis nunca de leer. Leed
cuantos libros podáis. Escuchad la mejor música, gozad del mejor arte,
frecuentad los teatros y museos, buscad la compañía de quienes pueden ofreceros
algo de luz. Y cuando lo hagáis, prestad
atención al mensaje que nos susurran desde los libros todos los poetas y todos
los doctores. ¿Podéis oírlo? Carpe… CARPE
DIEM. ¡Aprovechad el día!
Aprovechemos el día, amigos… y las
noches también; que por lo pronto, la noche de hoy se promete
festiva e inolvidable. Conviene pues que vayamos echando el cierre definitivo a
esta etapa y que, llegado el momento del balance, sepamos apreciar lo mucho que
os ha aportado este instituto.
Nuestro
sistema educativo no está exento de imperfecciones, carencias y hasta contradicciones;
pero la escuela pública de que todavía
disponemos, la escuela pública de tod@s y para tod@s, es el mejor
medio para la promoción y el desarrollo de los jóvenes en un ambiente alumbrado
por la ciencia y la libertad.
Nuestro
gran escritor Max Aub declaró: "Se
es de donde se hace el bachillerato". Cuando algún día, tal vez a
muchos kilómetros de aquí, alguien os pregunte de dónde sois, contestad
tranquilamente y con justo orgullo: “YO SOY DEL DOCTOR MARAÑÓN. YO ESTUDIÉ EN LA
PÚBLICA”.
2 comentarios:
Estupendo profe, al igual que todo lo que escribes.
Un saludo, Patricia González
Me ha encantado el discurso. Yo soy un alumno con una cierta edad, 44 años, pero nunca es tarde, me quedan solo días para graduarme como técnico en emergencias sanitarias y para mi es un orgullo haber recorrido el camino para obtener mi título.
Me reitero, brillante discurso profesor, aunque no pertenezco a ese instituto, hubiera sido un placer cursar estudios a su lado.
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