Si el libro nos resulta asombroso por sus prestaciones, es que sabemos leer convenientemente.
Aún hay muchas personas a quienes les produce pánico enfrentarse a un libro sin ilustraciones... o que lamentan que no haya un botón de "play". Pero esto no es algo exclusivo de nuestra época; siempre ha habido quien sufre de aversión a los libros.
También el modo de leer ha cambiado a lo largo de los siglos. Santo Tomás de Aquino (1225-1274) despertaba sopresa y recelo entre sus compañeros porque era el único que leía en silencio, sin vocalizar a viva voz.
Una buena actitud mental, con el grado necesario de interés y sana curiosidad, es un buen punto de partida para disponerse a leer. Si no, siempre encontraremos excusas para abandonar la lectura, como le pasa al personaje de este video...
No hay comentarios:
Publicar un comentario