Durante las épocas antiguas, clásicas y medievales
los conocimientos técnicos, artísticos y culturales — los memes — se transmitían entre generaciones mediante la repetición reiterada, la
imitación y finalmente, la
memorización. Nunca como entonces fue cierto el dicho
aristotélico que equipara el aprendizaje a un dulce fruto de raíces amargas.
Un simple aprendiz de zapatero del medioevo pasaba largos
años junto a su maestro hasta adquirir la condición de oficial; y no alcanzaba
la categoría de experto hasta superar un examen en el que debía acreditar su
capacidad para elaborar una obra maestra,
por muy exagerado que pueda parecer hoy día este apelativo para referirse a un
par de borceguíes.
Durante los siglos XII al XIV predominaba en la
península la Literatura de transmisión oral. Los juglares eran los principales transmisores de la épica medieval,
que se ganaban la vida en un oficio itinerante que los llevaba por palacios,
lugares y villas difundiendo memes mayores (cantares de gesta), junto a memes menores (tonadas, noticias y
chismorreos), así como otras habilidades de saltimbanquis.
De la misma forma que los zapateros, los aprendices
de juglares aprendían por observación e imitación de un maestro, a quien
asistían como subalternos llevándoles los trastos de pueblo en pueblo. Cada
tarde repetían la misma función en distinto lugar, escuchando durante varias
horas una narración en verso protagonizada por un héroe guerrero: El cantar de gesta. ¿Cuántos meses le
costaría a un aprendiz ser capaz de memorizar un meme de 3700 versos como el Cantar de Mío Cid, recitarlos con la
debida entonación y acompañarlos con la mímica correspondiente?
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Cantar de Mío Cid. Cantar del Destierro, verso 20. |
La
memorización de oído presenta además ciertos inconvenientes. La memoria humana
es caprichosa y sabemos que tiende a la deformación y al olvido. En la
transmisión oral de un romance por una región, la retentiva falible de los
lugareños iba perdiendo los trozos más aburridos del cantar original y
parcheando los desgarros con aportaciones propias.
Esta
tarea de destejer y remendar los memes, denominada pomposamente “creación colectiva” y que en realidad es
tan chapucera y aleatoria como la evolución de las especies, transformó los
cantares de gesta en un nuevo meme: Los romances,
es decir, una narración fragmentaria procedente de un cantar, organizada en
versos octosílabos de rima asonante.
Tal
afirma Ramón Menéndez Pidal, para
quien los romances se deben a una feliz fermentación de los cantares heroicos
macerados en los jugos de la memoria colectiva. La rápida expansión de estos
memes multiplicó sus mutaciones involuntarias: Olvidos que se suplían con
versos improvisados, partes abreviadas por su escaso atractivo o estrofas
añadidas eran las variaciones más frecuentes en estos memes de creación
popular. Así, no es de extrañar que algunos de estos romances presentan tantas
versiones diferentes como mutaciones tienen los pinzones de las Galápagos en
sus picos.
Con
la introducción de la imprenta en el siglo XV se cambió radicalmente la
transmisión de los memes literarios. Por primera vez fue posible reproducir
discursos escritos a gran escala y minimizando los errores, lo que acabó con
las variaciones espontáneas del discurso oral. A partir de entonces el meme
literario se fija de forma impresa, desapareciendo paulatinamente las formas
orales.
Texto originalmente publicado en Hyperbole.es. Puedes continuar leyendo el artículo en este enlace: http://hyperbole.es/2017/02/memes-de-la-literatura-espanola-ii-la-edad-media-las-coplas-y-la-celestina/
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