Mostrando entradas con la etiqueta Memes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Memes. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de abril de 2020

Memes de la Literatura Española (IV) - El ingenioso meme don Quijote de la Mancha

No hay en toda la Literatura de lengua hispana — y acaso en la universal — un meme más exitoso que don Quijote. Pausa respetuosa y valorativa. 

Es mencionar el nombre del personaje e inmediatamente vienen a la mente todo tipo de imágenes asociadas: Un tipo larguirucho con armadura y una palangana en la cabeza. Molinos. Un rústico panzudo. Gigantes. Batallas campales con ovejas. La Mancha. Campesinas que apestan a ajo. Discursos. Exgaleotes que abrazan la libertad sin pizca de agradecimiento. Barataria. Un verano interminable. Palizas. El caballero del verde gabán. Conversaciones filosóficas por la inmensa meseta. Una hoguera de libros organizada por un cura como paradigma de crítica literaria. Apedreamientos. El caballero de los espejos. Risas. Odres de vino apuñalados. Rocinante. Las voces del mísero manteado. Poemas. El caballero de la blanca luna. Burlas. La condesa Trifaldi y las dueñas barbudas. Molimientos de huesos. Marcela, la pastora feminista. Dientes rotos. Ventas donde se citan arrieros, mozas, fugitivos y las fuerzas de seguridad. Llantos. Penitencias escatológicas en Sierra Morena. Sobresaltos. Maese Pedro reclamando el coste de sus moros descabezados. Desgracias. Las dichosas novelas intercaladas. Cuchilladas. La cueva de Montesinos. Mojicones. Árboles llenos de pies y piernas humanas. Palos. Clavileño como prototipo de la propulsión a chorro. Coces. Dulcinea. Efusión de sangre. Recobrar la razón para morir.


O como diría el Bardo: «One does not simply write Don Quixote».
Uno no llega y escribe así como así una novela de 378.591 palabras, y yo no soy quién para destriparla. Léala por sí mismo el desocupado lector de estos apuntes o, si no, busque en enciclopedias quien se la resuma en buena hora. Si el lector ha superado el Bachillerato o al menos la ESO, seguro que no necesita esta recomendación.

A partir de la publicación de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha en 1605 se sucedieron todo tipo de réplicas del meme. Continuaciones falsas, secuelas auténticas, romances, comentarios, exégesis, bibliografía para parar un molino, grabados, pinturas, todo tipo de representaciones gráficas en dos y tres dimensiones, teatralizaciones, películas, televisión, musicales, dibujos animados — desde la serie de Romagosa a Donkey Xote pasando por Don Coyote y Sancho Panda — , además de iconografía comercial y publicitaria para todo tipo de productos; culturales o alimenticios, suntuarios o populares. Todo ello con una abundancia cuyo caudal no afloja al paso de los años. La penúltima incorporación por ahora: memes de Internet. 




¿Cabe imaginar mayor éxito para un meme, literario o no? Don Quijote es un meme tan exitoso y arrollador que su conocimiento, alcance e influencia se extiende incluso sobre quienes no han leído su libro ni sueñan con leerlo. No es pequeño mérito teniendo en cuenta que la lectura se considera imprescindible para los memes literarios. En cierto modo el propio hidalgo lo había profetizado mientras paseaba en mulo por Barcelona: Mire vuestra merced, señor don Antonio, que hasta los muchachos desta ciudad, sin nunca haberme visto, me conocen.” (DQ II, cap. LXII)

El autor de tamaño meme atiende por Miguel de Cervantes (1547-1616), personaje él mismo de vida novelesca, por no decir de lo más achuchada. Su biografía, llena de altibajos y claroscuros, ha sido a su vez reconstruida y narrada como novela por insignes cervantistas. Mucho de lo que se afirma sobre Cervantes son conjeturas sujetas a discusión. Ni siquiera es seguro que el retrato que le asociamos, atribuido a Juan de Jáuregui, le corresponda realmente. Pero ya veremos que esto de deconstruir y reconstruir la realidad es muy cervantino. Sus orígenes familiares no son muy claros, lo que tiene su lógica si tal como se presume, habían sido conversos. Largamente fue discutido su lugar de nacimiento y al final se optó por aceptar la candidatura de Alcalá de Henares, si bien eso no aporta nada especial ni a su personalidad ni a nuestra historia. 

En 1569 viajó a Italia para embeberse de su cultura renacentista. O quién sabe, tal vez sea más exacto decir que huyó de España para eludir una orden de busca y captura por lesiones, y vagabundeó por Génova, Florencia y Roma hasta colocarse de lazarillo, o sea, sirviente, de un clérigo con rango de cardenal. Cambió su destino de buscavidas aspirando a la gloria del soldado e ingresó en la infantería de marina española. Poco después participó en la decisiva y sangrienta batalla de Lepanto (1571), definida por Cervantes como “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros.” No exageraba mucho. A mi pobre entender, solo las terribles batallas navales de Midway y del Golfo de Leyte en la Segunda guerra mundial pueden compararse a Lepanto en cuanto a volumen de naves, combatientes, pérdidas e importancia estratégica. Desconozco si tal vez combatió en ellas algún novelista de la generación beat o algún autor de haikus.


Miguel de Cervantes meditó largamente la imagen que quería legar a la posteridad en el prólogo a las Novelas Ejemplares.
En todo caso, el soldado Cervantes no recibió como recompensa por su valor sino un arcabuzazo que le hirió en la mano izquierda, impidiéndole su uso completo. Cuando estaba volviendo a España para licenciarse en 1575, fue secuestrado por piratas turcos junto a su hermano Rodrigo. Un incidente que demoró cinco años su regreso a casa, encerrado con otros cautivos en una prisión de Argel. Cinco años que entretuvo con otros tantos intentos de fuga, todos ellos frustrados y castigados con palizas de distinta intensidad. Allí aprendió a tener paciencia en las adversidades. Anteponiendo la valentía y el amor por la libertad a todo lo demás, debió repetirse: “Bien podrán quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible”.

Instalado ya en España, empieza a escribir y en 1585 publica La Galatea, novela pastoril de éxito muy discreto, aunque él no se cansaba de recomendarla por todas partes. Prueba también a estrenar sus piezas teatrales, pero carecen de atractivo ante las comedias de Lope de Vega. Ni las armas ni las letras han dado fortuna a Cervantes. Busca una ocupación con que ganarse la vida y mantener a su extraña familia: una hija extramatrimonial, una esposa con la que apenas convive y dos hermanas a las que las gentes llaman Las Cervantas

Se le niega la oportunidad de emigrar a América, pero finalmente consigue un puesto de comisario de abastos para la Armada de Felipe II, derivándose posteriormente a recaudador de impuestos. Unas irregularidades en cuanto a los ingresos bancarios correspondientes dan con los huesos de Miguel de Cervantes en el fondo de una mazmorra sevillana durante cuatro meses de 1597. Allí, habiendo fracasado todas sus tentativas literarias y laborales, ha de concebir al protagonista de la primera novela moderna. 

El hidalgo llamado Alonso Quijada, Quesada o Quijana comparte con usted y conmigo la afición por la lectura. Su interés monotemático se centra en los memes de caballerías, relatos de aventuras épicas cuyos superhéroes, universos y supervillanos conoce al dedillo. Sus discusiones con el cura de su pueblo acerca de quién vencería en un hipotético combate entre Palmerín de Inglaterra y Amadís de Gaula no dejan lugar a duda: Don Alonso es el primer friki literario.


DQ, I, cap. I : Las decisiones financieras del hidalgo no parecen muy sensatas.
Su afición se intensifica hasta resultar incomprensible para quienes lo rodean. Vende propiedades de cultivo para adquirir más libros de caballería. Rescata del trastero armaduras, lanzas y adargas antiguas de sus antepasados que — si se usaron en la guerra de Granada — llevaban más de un siglo oxidándose; se las prueba; y finalmente customiza el yelmo con un añadido de cartón. Nuestro hidalgo friki acaba de inventar el cosplay. 

El narrador nos dice que “del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio”. Pero haremos bien en desconfiar del narrador: un inconsistente, chapucero y seguidor de fuentes diversas de fiabilidad más que dudosa, entre ellas el mentiroso Cide Hamete Benengeli. Y todavía tiene el descaro de afirmar en el primer párrafo que no se va a apartar ni un punto de la verdad.


DQ I, cap. I. Cuando lea esto, sepa que están a punto de engañarle.

No, don Alonso no estaba loco. Lo que pasó por su celebro mientras estaba disfrazado de caballero andante fue una tentación irresistible: ¿Y si dejo de ser un oscuro pequeño propietario lector de memes para convertirme yo mismo en un meme caballeresco y literario? Un meme que, pasado el tiempo, venza a todos los demás, a Palmerín, a Amadis, al mismo Ruy Díaz. Viéndose en el espejo aderezado con sus armas y rodeado de libros impresos, imaginó y se impuso como meta que se habría de escribir la novela, el meme, de sus aventuras. Soñó que su libro sería leído por todos, que se imprimiría en distintos formatos, que se reimprimiría cada año, siglo tras siglo, que se estudiaría en escuelas e institutos, que se expandiría sin límite, que se traduciría a tantos idiomas como la Biblia. En su alucinación bisbiseaba el meme egoísta de don Quijote como la serpiente bíblica: Y seréis como dioses.

El plural, claro está, abarca tanto al personaje como a su creador. En la oscura celda sevillana, igual que el hidalgo, Cervantes sueña con la libertad. Sueña con sacudirse las cadenas de la mediocridad imperial, con superar de una vez por todas sus fracasos y con resarcirse de un amor por las letras y las armas que no le había deparado más que heridas, sinsabores y prisiones. El mísero reo Migueliyo er manco, indomable ante las palizas, cae seducido, hipnotizado por la misma alucinación del hidalgo. La imaginación engendró a don Quijote, don Quijote al escritor, y el escritor a don Alonso. (...)
 
Texto originalmente publicado en Hyperbole.es. Puedes continuar leyendo el artículo en este enlace: http://hyperbole.es/2017/07/memes-de-la-literatura-espanola-iv-el-ingenioso-meme-don-quijote-de-la-mancha 

lunes, 11 de septiembre de 2017

Memes de la Literatura Española (III): Memes del Renacimiento

Garcilaso de la Vega y el éxito del meme soneto

En determinados casos, la edición o recorte del meme conduce a una versión más breve que se segrega del texto original y se replica en esta nueva forma independiente, llegando a opacar y desplazar por completo el meme primigenio. Cuando en 1543 Ana Girón de Rebolledo hizo imprimir a sus expensas en homenaje a su difunto esposo Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega, no se imaginaba que los versos del poeta invitado y amigo de correrías de Juan Boscán vampirizarían todo el esfuerzo editorial de la viuda. Algunos años después se habían multiplicado las ediciones y comentarios de la obra de Garcilaso, quedando la de Boscán en un segundo plano de interés.


Foto 1
Problemas del primer mundo.

Efectivamente, si bien los primeros sonetistas en castellano fueron el marqués de Santillana (1388-1458) y el propio Juan Boscán (1492-1542), es Garcilaso de la Vega (1498-1536) quien se lleva la fama de haber injertado con éxito el meme soneto en la lírica española. A Garcilaso se deben cuarenta sonetos, que dejaron una honda impronta disfrutada y seguida por infinidad de lectores y poetas.


Foto 2
Garcilaso de la Vega. Soneto V.

Casi todos hemos escuchado y hasta comentado algún soneto de Garcilaso, y la habilidad poética del poeta soldado ha sido tantas veces glosada que poco podemos añadir en este artículo. Nos interesa ahora analizar las razones del éxito ininterrumpido de los sonetos en tanto que memes literarios.


Foto 3
Garcilaso de la Vega. Soneto X.

La invención del meme soneto se atribuye al poeta italiano Jacopo da Lentini (1210-1260), quien compone un poema formado por dos cuartetos y dos tercetos de versos endecasílabos. El sonetto es imitado rápidamente por los poetas del Dolce stil novo en el siglo XIII y desde Italia se difunde poco a poco por todas las literaturas europeas, triunfando en España desde el siglo XVI.


Garcilaso de la Vega: Soneto XIII.

Son variados, muy comentados y no siempre claros los motivos que explican el éxito del soneto como meme. El que nos interesa ahora es su estructura fija y convencional, de tal modo que si esta se altera, el meme deja de serlo.
¡Un momento! Estamos hablando de Literatura, o sea, que la creatividad, la variedad, la invención de nuevas formas debería ser un valor máximo. ¿No? Bueno, pues a veces, no. A veces lo repetitivo engancha más que lo innovador.


Garcilaso de la Vega. Soneto XXIII.

¿Por qué los memes más exitosos repiten continuamente la misma estructura? ¿Por qué una canción de Lady Gaga no podemos desalojarla de nuestra cabeza — el temido efecto Ohrwurm — mientras que con una sinfonía de Mahler, más compleja y elaborada, no sucede lo mismo?
El homo sapiens, animal de costumbres, disfruta con la repetición. Lo que se repite es conocido, es previsible, y si es una experiencia ya conocida eso significa que la vez anterior no nos mató. Todo esto tranquiliza mucho a nuestro cerebro límbico, una entidad asustadiza y conservadora, que disfruta como un niño con la repetición del mismo chiste malo. Tal vez deberíamos llamarnos homo frequens.
Ante un estímulo o mensaje nuevo la reacción instintiva de un homo frequens es cerrarse en banda. Como sabemos todos los que hemos trabajado de comerciales, para que el mensaje llegue es fundamental tranquilizar al receptor recordándole que nuestro producto es conocido, que somos viejos amigos. En general, el éxito en la comunicación depende de respetar ciertas convenciones formales y de género. En resumen: Lo que se repite triunfa.
Un meme de Internet consta de una foto y dos líneas de texto — una superior y otra inferior — compuestas en la fuente Impact de color blanco contorneadas de negro. Si cumple esta condición ya es reconocible como meme, aceptable como tal, y susceptible de reenvío. En el caso de que la letra sea de otra tipografía, otro color, o distinta disposición del texto, ya no funciona igual como meme.
No tiene la misma gracia. Nos hemos cargado la convencionalidad. Por el contrario, si nos atenemos a la forma preestablecida, es más fácil que el receptor acepte y replique el meme.

Foto 7

La aceptación del lector se multiplica en el caso de que no sea la primera vez que ve la imagen de fondo. Un meme conocido y familiar tiene más éxito reproductivo que uno nuevo.

Foto 8

Con el meme soneto sucede exactamente igual. No bien el lector ve cuatro bloques de texto de cuatro, cuatro, tres y tres, ya está tranquilizado y listo para recibir el mensaje, ya lo reconoce como soneto, y el prestigio de que goza este formato ha anulado sus reticencias. Algo así como el cachetito que el practicante propina antes de clavar la inyección. Y al igual que la inyección, el soneto es muy pequeñito — cien palabras de nada — y por lo tanto, no te va a doler.


Foto 9
Lope de Vega, con Avelino de Araujo. Apartheid Soneto.

El contenido del poema puede ser bueno, malo o regular. El planteamiento, original o manido. Las metáforas, sugestivas o ramplonas. Las rimas, dulces o ripiosas. Da lo mismo. El lector queda suspendido durante treinta segundos repasando mentalmente que sí, que el poeta ha dispuesto los cuartetos con la característica rima abrazada, que los tercetos también riman aunque — como las familias infelices de Tolstoi — cada cual a su manera, y que los versos suman todos once sílabas. ¡Qué tranquilidad, qué goce, qué bonito!


estoy continuo en lagrimas 3
Garcilaso de la Vega. Soneto XXXVIII.

Ese medio minuto de felicidad lo dan todos los sonetos, por malos que sean, si respetan la convencionalidad de su formato. La captatio benevolentiae ya está lograda, y eso sin añadir una sola palabra. Sigue otro medio minuto de reflexión en que el lector piensa si el poema, en definitiva, es bueno o manifiestamente mejorable, por no decir una basura.
Ahorrémonos el resultado final. La magia del meme soneto es que es capaz de suspender la resistencia del lector durante al menos un minuto, y eso no lo tiene por adelantado casi ninguna otra forma de poesía. También es altamente efectivo su efecto de emulación. Los poetas del siglo XVI quisieron imitar a Garcilaso; los del XVII no quisieron ser menos, y rivalizaban entre sí por inventar los mejores sonetos. La rueda sigue activa hoy en día. No es tan sencillo escribir una novela o una obra de teatro, pero un soneto… Un soneto puede probar a escribirlo cualquiera, y el resultado garantiza por lo menos un minuto de felicidad. Haga usted la prueba, y verá lo bien que se siente después de haber emulado a Garcilaso de la Vega. Mientras como meme exista un soneto, habrá poesía.


Foto 10
Garcilaso de la Vega. Soneto V.
 
 
Texto originalmente publicado en Hyperbole.es. Puedes continuar leyendo el artículo en este enlace: http://hyperbole.es/2017/03/memes-de-la-literatura-espanola-iii-memes-del-renacimiento/

viernes, 2 de junio de 2017

Memes de la Literatura Española (II): La Edad Media: El Romancero



Durante las épocas antiguas, clásicas y medievales los conocimientos técnicos, artísticos y culturales — los memes — se transmitían entre generaciones mediante la repetición reiterada,  la imitación y finalmente, la memorización. Nunca como entonces fue cierto el dicho aristotélico que equipara el aprendizaje a un dulce fruto de raíces amargas.

Un simple aprendiz de zapatero del medioevo pasaba largos años junto a su maestro hasta adquirir la condición de oficial; y no alcanzaba la categoría de experto hasta superar un examen en el que debía acreditar su capacidad para elaborar una obra maestra, por muy exagerado que pueda parecer hoy día este apelativo para referirse a un par de borceguíes.

Durante los siglos XII al XIV predominaba en la península la Literatura de transmisión oral. Los juglares eran los principales transmisores de la épica medieval, que se ganaban la vida en un oficio itinerante que los llevaba por palacios, lugares y villas difundiendo memes mayores (cantares de gesta), junto a memes menores (tonadas, noticias y chismorreos), así como otras habilidades de saltimbanquis.

De la misma forma que los zapateros, los aprendices de juglares aprendían por observación e imitación de un maestro, a quien asistían como subalternos llevándoles los trastos de pueblo en pueblo. Cada tarde repetían la misma función en distinto lugar, escuchando durante varias horas una narración en verso protagonizada por un héroe guerrero: El cantar de gesta. ¿Cuántos meses le costaría a un aprendiz ser capaz de memorizar un meme de 3700 versos como el Cantar de Mío Cid, recitarlos con la debida entonación y acompañarlos con la mímica correspondiente?
Cantar de Mío Cid. Cantar del Destierro, verso 20.



La memorización de oído presenta además ciertos inconvenientes. La memoria humana es caprichosa y sabemos que tiende a la deformación y al olvido. En la transmisión oral de un romance por una región, la retentiva falible de los lugareños iba perdiendo los trozos más aburridos del cantar original y parcheando los desgarros con aportaciones propias.

Esta tarea de destejer y remendar los memes, denominada pomposamente “creación colectiva” y que en realidad es tan chapucera y aleatoria como la evolución de las especies, transformó los cantares de gesta en un nuevo meme: Los romances, es decir, una narración fragmentaria procedente de un cantar, organizada en versos octosílabos de rima asonante. 

 
Anónimo: Romance del prisionero


Tal afirma Ramón Menéndez Pidal, para quien los romances se deben a una feliz fermentación de los cantares heroicos macerados en los jugos de la memoria colectiva. La rápida expansión de estos memes multiplicó sus mutaciones involuntarias: Olvidos que se suplían con versos improvisados, partes abreviadas por su escaso atractivo o estrofas añadidas eran las variaciones más frecuentes en estos memes de creación popular. Así, no es de extrañar que algunos de estos romances presentan tantas versiones diferentes como mutaciones tienen los pinzones de las Galápagos en sus picos. 
 
Anónimo: Romance del Conde Arnaldos


Con la introducción de la imprenta en el siglo XV se cambió radicalmente la transmisión de los memes literarios. Por primera vez fue posible reproducir discursos escritos a gran escala y minimizando los errores, lo que acabó con las variaciones espontáneas del discurso oral. A partir de entonces el meme literario se fija de forma impresa, desapareciendo paulatinamente las formas orales.  

Texto originalmente publicado en Hyperbole.es. Puedes continuar leyendo el artículo en este enlace: http://hyperbole.es/2017/02/memes-de-la-literatura-espanola-ii-la-edad-media-las-coplas-y-la-celestina/

viernes, 10 de marzo de 2017

Memes de la Literatura Española (I): Los memes literarios



Todos los que hayan viajado a Oxford y se hayan comprado allí una sudadera de recuerdo saben, o deberían saber, que el lema de la Universidad Oxoniense es “Dominus illuminatio mea”, o sea, “El Señor es mi luz” tal como figura al principio del Salmo 27. El zoólogo y etólogo Richard Dawkins, profesor de dicha universidad, diseñó su ex libris con el lema “Darwinius illuminatio mea”, lo que revela capacidad de crítica, imaginación e ironía. Y, francamente, no pocas ganas de epatar.

Cuando Dawkins publicó en 1976 su primera edición de El gen egoísta consiguió lo que buena parte de los científicos y académicos persiguen durante años sin éxito: Se hizo un nombre. Uno de esos nombres imprescindibles de recordar para los catedráticos del mundillo, para los estudiantes del ramo, para los periodistas de la sección científica, para los culturetas de tertulia y para los gafapastas de cafetería. Y todo por una idea desconcertante, que su propio autor califica como más extraña que la ficción antes de descerrajarla en el primer párrafo de la primera página del libro: Somos máquinas de supervivencia, vehículos autómatas programados a ciegas con el fin de perpetuar la existencia de las egoístas moléculas conocidas como genes que albergamos en nuestras células. 

En el último capítulo de la primera edición, Dawkins extiende su teoría darwinista desde lo biológico hacia lo cultural, considerando que todos los comportamientos aprendidos y creaciones humanas siguen patrones de autorreplicación similares a los de los genes. Surge así el concepto de meme, que puede definirse como todo comportamiento o mensaje transmitido a lo largo del tiempo por vías no biológicas. El meme es toda unidad de información susceptible de reproducirse y difundirse por cualquier medio cultural o de comunicación.  






Un estilo de peinado, un nuevo baile, una receta de cocina o un eslogan publicitario son memes. Sí, también se llaman memes todos los vídeos de gatitos y las fotos chistosas que solemos reenviar a través de las redes sociales y teléfonos móviles. E incluso todas las obras literarias, desde la Odisea al último premio Planeta, están formadas por secuencias de memes estructuradas en una forma compleja, de modo análogo al que las células componen organismos pluricelulares.








El concepto de meme ha dado lugar a la protociencia llamada memética, a la que se plantean diversas críticas, siendo una de las más notorias que el modelo de Dawkins es darwinista, mientras que los procesos culturales parecen regirse más bien por leyes propias del lamarckismo. ¿Puede la memética ofrecer alguna ayuda en el estudio de las ciencias sociales?

El propósito de este artículo es apuntar una aproximación al estudio de la Literatura española como una comunicación de memes a lo largo del tiempo. No incidiremos en los valores puramente literarios, sino en algunos aspectos de la transmisión de las obras literarias y en su éxito o fracaso como memes. Al mismo tiempo iremos reconociendo las propiedades más relevantes de los memes literarios, y señalaremos algunos de los memes literarios más replicados de nuestra Literatura.

Habrá quien vea en este planteamiento un auténtico despropósito, un reduccionismo a lo jíbaro de las obras literarias y una trivialización de la Literatura como fenómeno artístico y cultural, al despojarla de todos sus valores estéticos y humanísticos.

No se encocoren todavía los críticos. Consideren que, a fin de cuentas, en el instituto de secundaria la Literatura se enseña a menudo en forma de memes, controlando que los estudiantes repitan nombres de autores que desconocen asociándolos con títulos de obras que no han leído, cuyo argumento se resume en menos que ocupa una solapa de libro. 

La llegada de la LOMCE no va a mejorar la sensibilidad literaria del estudiantado, pues esta ley relega a un segundo plano las Humanidades, mientras que pretende estimular la innovación, la creatividad y el espíritu emprendedor, como se ocupó de recordar Felipe de Borbón en su discurso de la nochebuena de 2016. Traducido de la neolengua neoliberal, esto viene a significar “aguzar el ingenio para inventar fórmulas que permitan hacer negocio aprovechando — sin remuneración económica — las ideas que otro ha tenido.”

Así pues, es previsible que en los próximos años, las clases de Literatura se conviertan en un workshop de creación de merchandising tales como sudaderas, tazas y moleskines ilustrados con memes procedentes de los genios literarios cuya obra se halle en situación de dominio público. Los ingleses ya venden mugs con citas de Shakespeare en Stratford-upon-Avon, mientras que por estos lares todavía no se aprovechan las frases cuquis de Cervantes para hacerle la competencia a las de Mr. Wonderful.
 Aunque esto sea locura, hay cierto sentido en lo que dice. La cita corresponde a Hamlet, Acto II




Adaptándome a los nuevos tiempos y en cumplimiento de las directrices de la LOMCE, he comenzado a plantearme la docencia de la Literatura Española con sus memes como vía didáctica. Y si ello no fuera suficiente justificación, conviene recordar que en materia de crítica literaria todo puede defenderse alegando este magnífico meme acuñado por Ramón de Campoamor (1817-1901), adelantándose en siglo y medio al concepto de la posverdad:


Así comienza el primer artículo de la serie "Memes de la Literatura Española" que estoy publicando en la revista digital Hypérbole. Puedes continuar leyendo el artículo en este enlace: http://hyperbole.es/2017/01/memes-de-la-literatura-espanola-i-los-memes-literarios/