Estimada comunidad educativa del
IES Doctor Marañón, estimados graduados y graduadas, equipo directivo,
profesorado, madres, padres y demás familiares, amigas y amigos: Gracias por acompañarnos en este acto con
el que hoy se gradúa la promoción del 2º de Bachillerato de 2015. Muchas
gracias, y por supuesto, enhorabuena a todos vosotros que hoy termináis
vuestros estudios de Bachillerato.
Ya veis
que he comenzado dándoos las gracias, y lo voy a seguir haciendo. Os damos las
gracias por haber formado parte durante seis años de la palpitante vida de
nuestro instituto; por haber llenado nuestras aulas con vuestras ilusiones y también con vuestras charlas, con vuestros sueños y también con vuestro sueño, con vuestras
ocurrencias unas veces geniales y otras lamentables, con vuestra juventud y con vuestras
hormonas, con vuestros sobresalientes y con vuestros patinazos. Las aulas
quedan ahora vacías, mudas, anhelando y recordando vuestra presencia sin
necesidad de que nadie deje estampado su nombre en el pupitre. El instituto
Doctor Marañón, sin vosotr@s, los estudiantes que constituyen su riqueza y su razón de
ser, no contendría más que un aulario vacío
en el que ningún profesor desearía estar destinado.
Sí, soy
yo ahora, en nombre de todo el profesorado, quien os agradece haber asistido a
nuestras clases, haber obedecido sin rechistar al despertador para venir al
instituto, a veces superando serias dificultades materiales, de salud o
personales para no faltar a clase. Gracias por no abandonar, por difíciles que
hayan sido las circunstancias. La perseverancia puede con todo.
Gracias
también por haber completado montañas de deberes y trabajos, gracias por haber
estudiado tardes enteras, gracias por haberos presentado a cientos de exámenes,
algunos muy comprometidos.
Y
además, muchas gracias por haber aguantado con paciencia los innumerables
discursos que solemos soltar los profesores. No temáis, este no nos llevará los
45 minutos habituales que dura una clase.
Pero por
encima de todo, muchas gracias, porque al haber venido a clase puntualmente,
durante todos estos años, habéis día a día ratificado con toda claridad la
elección vuestra y de vuestras familias: Habéis elegido la ESCUELA PÚBLICA, LA
QUE ES PARA TODAS Y PARA TODOS PORQUE ES DE TODAS Y DE TODOS. La escuela
pública ES VUESTRA, Y CON VUESTRA AYUDA, LO SEGUIRÁ SIENDO TAMBIÉN de QUIENES VENGAN DESPUÉS y para QUIENES VENGAN DESPUÉS.
¿Y qué
os lleváis vosotr@s después de estos seis años? Amigas, amigos, lo que os
lleváis es mucho más que un título de Bachillerato y una resma de cuadernos
usados. Los años de la educación secundaria son fundamentales para la formación
de vuestra personalidad, para la adquisición de habilidades sociales, para el
aprendizaje de estrategias de conocimiento y de trabajo, para tener una forma
de ver del mundo, de comprenderlo y de estar en él.
Además
habéis aprendido unos contenidos que son la base para que a partir de ahora
podáis aprender mucho más de todo aquello que os interese. A menudo
oímos quejarse a los estudiantes porque tienen que estudiar asignaturas impuestas,
que no les gustan. Pues bien, amig@s, a partir de ahora podéis empeñaros en aprender
por vuestra cuenta cada vez un poco más. Aprender no solo durante vuestra
próxima fase de estudios universitarios o profesionales, sino cada día y
durante el resto de vuestras vidas.
Todos
los días podéis investigar en Internet sobre los campos de vuestro interés: Arte, Pensamiento, Letras, Ciencias, Tecnología. No os contentéis con lo que está en las
programaciones oficiales, no os contentéis con lo que echan por la televisión o
con los tópicos de moda en las redes sociales.
A partir
de ahora se os supone la madurez para elegir y asimilar por vosotros mismos todos
los conocimientos que deseéis o que abarquéis, y, siempre sin descuidar
vuestras restantes obligaciones. Lo que habéis estudiado en Bachillerato es
apenas una aproximación, un mapa de situación de la vastísima extensión del
conocimiento humano, del que vosotros sois ya partícipes, y al que esperamos
aportéis también vuestra próxima contribución.
El
conocimiento que os lleváis ahora es una pequeña plantita que habéis de regar y
cuidar con paciencia, con esfuerzo y con cariño, para que crezca y dé fruto
hasta proporciones que todavía no sospecháis. Os voy a contar un secreto. Un
secreto a voces, ¿no? Cuando acabé mis estudios universitarios, ni de lejos
deseaba ser profesor. Ni mucho menos imaginé que me tocaría estar, treinta años
después, pronunciando discursos de felicitación a los bachilleres recién
licenciados.
La vida
nos conduce a menudo por caminos inesperados, y por eso precisamente hay que
estar preparado, siendo el conocimiento la mejor herramienta. Espero que los
saberes, las actitudes y la educación que os hemos transmitido os resulten muy
útiles, tanto directa como indirectamente. Por todo esto os ruego que no
menospreciéis nunca lo poco o lo mucho que lleváis ahora con vosotros, que con
el tiempo y vuestro esfuerzo os ayudará a salir adelante. No os lo figuráis,
no; pero entre vosotros, tal vez no lo sabe aún, está un futuro profesor o
profesora.
Alguna
vez os lo he dicho en clase: No hace tanto que yo estaba ahí sentado en un
pupitre como los vuestros. Visto así, no falta ya tanto tiempo para que alguno de
vosotros sea el profesor que da las clases, y que lo haga por lo menos mejor de
lo que yo he sabido hacer. Educar a los jóvenes es una enorme responsabilidad
en la que solemos quedarnos cortos.
Perdonadme
si alguna vez, por cansancio, por rutina o por dejadez, no os he insistido con mi
palabra y mi ejemplo en los valores fundamentales que debéis cultivar. El
respeto, la compasión, la bondad, la solidaridad, la curiosidad, la humildad,
la comprensión, la paciencia, la amabilidad y por último, pero no por ello
menos, el sentido del humor, que nos abre las puertas de la alegría.
Así
quiero terminar, con la expresión de mi intensa y sincera alegría, formulando
el deseo de que la alegría de este acto os acompañe durante el resto de
vuestros años de formación. Os animo a decir conmigo: ¡Vivan los bachilleres del curso de 2015 del IES Doctor Marañón! Y ¡Viva la Escuela Pública!
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